ALFONSO X EL SABIO
La prosa medieval en lengua romance tuvo un cultivo más tardío que el verso por dos motivos fundamentales:
Gracias al rey Alfonso X el Sabio (1221-1284) el castellano se convirtió en la lengua oficial de modo que aquellos que no sabían latín pudieran acceder a la cultura.
Decidió impulsar la lengua de su reino como una forma de darle esplendor, pasó a hacer lo que antes se hacía en latín (leyes, obras de historia u obras científicas) en castellano, aprovechando para ello una institución creada el siglo anterior: la Escuela de Traductores de Toledo. Allí se reunían sabios de las tres culturas presentes en la Península (la cristiana, la hebrea y la musulmana), aportando sus textos esenciales para ser traducidos primero al latín, y ya con Alfonso X, al castellano.
En esta institución se tradujeron obras científicas o de filosofía, pero también colecciones de ejemplos (historias breves con una enseñanza o moraleja) de origen oriental que entran así en la Europa medieval, y servirán de fuente para muchas obras literarias (El libro de Buen Amor del Arcipreste de Hita o El Conde Lucanor de D. Juan Manuel, ambas del siglo XIV), y muchas de las cuales pasaron a formar parte de nuestra cultura tradicional (uno de los ejemplos más conocidos, el cuento de la lechera). Lo más interesante de la transmisión de la fábula en los siglos XIII y XIV resulta el modo en que fueron asimilados (desde presupuestos cristiano) toda una tradición antiquísima de cultura oriental, ya que no fueron Roma ni la Grecia clásica la patria de origen de los cuentos que se difundieron por todo el Occidente medieval, sino la India. En este contexto hay que valorar el libro de cuentos titulado Calila e Dimna, su versión estaría entre los varios manuscritos usados en Toledo para su traslado al castellano. Hasta Don Juan Manuel llegaron así una serie de temas que en origen pertenecen a la filosofía hindú quien tuvo el mérito de haber sabido poner su sello personal sobre toda esa herencia literaria.
Esto fue lo que hizo importantísimo el papel de Alfonso en la historia de la lengua:
- La oralidad de gran parte de la literatura medieval, que hacía que las obras tuvieran que conservarse en la memoria: es mucho más fácil recordar el verso que la prosa. De ahí la preferencia porque las narraciones populares fueran en verso.
- El peso del latín como lengua de cultura: todavía había conciencia de que las lenguas romances eran un "latín mal hablado", adecuado para la vida cotidiana, pero no para una obra "seria" (de historia, de leyes o de ciencia...). Por eso este tipo de obras solían escribirse en latín, lengua que se consideraba más correcta y adecuada.
Gracias al rey Alfonso X el Sabio (1221-1284) el castellano se convirtió en la lengua oficial de modo que aquellos que no sabían latín pudieran acceder a la cultura.
Decidió impulsar la lengua de su reino como una forma de darle esplendor, pasó a hacer lo que antes se hacía en latín (leyes, obras de historia u obras científicas) en castellano, aprovechando para ello una institución creada el siglo anterior: la Escuela de Traductores de Toledo. Allí se reunían sabios de las tres culturas presentes en la Península (la cristiana, la hebrea y la musulmana), aportando sus textos esenciales para ser traducidos primero al latín, y ya con Alfonso X, al castellano.
En esta institución se tradujeron obras científicas o de filosofía, pero también colecciones de ejemplos (historias breves con una enseñanza o moraleja) de origen oriental que entran así en la Europa medieval, y servirán de fuente para muchas obras literarias (El libro de Buen Amor del Arcipreste de Hita o El Conde Lucanor de D. Juan Manuel, ambas del siglo XIV), y muchas de las cuales pasaron a formar parte de nuestra cultura tradicional (uno de los ejemplos más conocidos, el cuento de la lechera). Lo más interesante de la transmisión de la fábula en los siglos XIII y XIV resulta el modo en que fueron asimilados (desde presupuestos cristiano) toda una tradición antiquísima de cultura oriental, ya que no fueron Roma ni la Grecia clásica la patria de origen de los cuentos que se difundieron por todo el Occidente medieval, sino la India. En este contexto hay que valorar el libro de cuentos titulado Calila e Dimna, su versión estaría entre los varios manuscritos usados en Toledo para su traslado al castellano. Hasta Don Juan Manuel llegaron así una serie de temas que en origen pertenecen a la filosofía hindú quien tuvo el mérito de haber sabido poner su sello personal sobre toda esa herencia literaria.
Esto fue lo que hizo importantísimo el papel de Alfonso en la historia de la lengua:
- Fue el creador de la primera norma ortográfica del castellano: hasta ahora se escribía sólo en latín, y el castellano tenía algunos sonidos diferentes. Para representarlos, Alfonso X decidió no seguir un criterio fonológico (una letra para cada sonido), sino etimológico, intentando conservar en la medida de lo posible la escritura que la palabra tenía en latín, para darle prestigio a esa lengua romance que se veia escrita por primera vez. Y de ahí vienen todos nuestros "problemas" con la ortografía, porque esta norma se modificó sólo un par de veces posteriormente, por lo que es básicamente la que utilizamos en la actualidad.
- Fue el creador de la prosa en castellano: hasta ahora sólo había obras literarias en verso (los Cantares de Gesta, los ejemplos en cuaderna vía del Mester de Clerecía, las canciones que se cantarían oralmente pero no conservamos...).
Texto tomado de: Diente de León
DON JUAN MANUEL.
El conde Lucanor
Un siglo después de que Alfonso X el Sabio impulsara el castellano creando su prosa y su norma ortográfica, o sea, en el siglo XIV, será su sobrino, el infante Don Juan Manuel, el que recoja el testigo y decida compaginar sus actividades políticas y militares, propias de su condición de noble de elevadísima posición, con la de escribir prosa en castellano. Se convierte así en una avanzadilla del noble culto y además escritor que tanto proliferará en el siglo XV y que cristalizará en el ideal humano (que llegará a tópico) de "las armas y las letras".
Si con otras obras medievales tenemos problemas con la transmisión (escasez de manuscritos, errores, variantes...), en este caso fue el propio Don Juan Manuel el que se encargó de que con las suyas no ocurriera. Orgullosísimo de lo que había escrito, a su muerte entregó sus obras a los monjes de Peñafiel (Valladolid), donde fue enterrado, para que ellos se encargaran de copiarlas fielmente, sin errores ni alteraciones.
El infante don Juan Manuel (1282-1348) puede considerarse el máximo representante de la prosa didáctica y de ficción en castellano, principalmente por su coleccíon de cuentos o ejemplos El conde Lucanor:
Es una colección de 51 ejemplos (historias breves con moraleja, género tan del gusto medieval, por su didactismo y por adaptarse a las mil maravillas al ideal de "enseñar deleitando") con una historia- marco que sirve de excusa para incluirlos en el mismo libro, al estilo de las colecciones de cuentos orientales (como Las mil y una noches) que tanto se habían traducido en la península desde el siglo XIII.
Tres características destacan en la figura de don Juan Manuel:
Si con otras obras medievales tenemos problemas con la transmisión (escasez de manuscritos, errores, variantes...), en este caso fue el propio Don Juan Manuel el que se encargó de que con las suyas no ocurriera. Orgullosísimo de lo que había escrito, a su muerte entregó sus obras a los monjes de Peñafiel (Valladolid), donde fue enterrado, para que ellos se encargaran de copiarlas fielmente, sin errores ni alteraciones.
El infante don Juan Manuel (1282-1348) puede considerarse el máximo representante de la prosa didáctica y de ficción en castellano, principalmente por su coleccíon de cuentos o ejemplos El conde Lucanor:
Es una colección de 51 ejemplos (historias breves con moraleja, género tan del gusto medieval, por su didactismo y por adaptarse a las mil maravillas al ideal de "enseñar deleitando") con una historia- marco que sirve de excusa para incluirlos en el mismo libro, al estilo de las colecciones de cuentos orientales (como Las mil y una noches) que tanto se habían traducido en la península desde el siglo XIII.
Tres características destacan en la figura de don Juan Manuel:
- Es un escritor preocupado por dejar constancia de su autoría y de la calidad literaria de sus obras. De hecho, depositó los manuscritos en el monasterio de Peñafiel para que quedara prueba de su autenticidad. Cosas del destino, un incendio arrasó con todo.
- A pesar de basar sus relatos en variadas fuentes (cuentos originales, fábulas clásicas, alegorías, etc.) quiso mostrarse como un autor original al ocultar dichas fuentes.
- Su obra tiene una finalidad didáctica: es una defensa de los valores propios de su estamento, la nobleza.
La historia marco o relato enmarcado que une todos los relatos es muy sencilla: el conde Lucanor es un joven noble que se enfrenta cada día a muchos problemas y dilemas que no sabe cómo afrontar, por lo que consulta a su ayo, Patronio, hombre sabio, prudente y lleno de experiencia, quien, en vez de contestarle directamente, responde cada vez con una historia relacionada con el problema planteado. Así, todos los capítulos tienen la misma estructura, ya que en cada uno de pueden diferenciar cuatro partes:
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Los cuentos no son originales ni inventados por D. Juan Manuel: están tomados de la tradición, y muchos son de origen oriental (y circulaban traducidos, como vimos, desde el siglo XIII ); otros, de clásicos grecolatinos como Esopo. Algunos, incluso, aparecen también en versión en cuaderna vía en El Libro de Buen Amor, obra de la misma época que incluye también muchos ejemplos.
Don Juan Manuel "actualiza" la mayoría de los relatos, es decir, los ambienta en la Castilla del siglo XIV, para acercar así la historia (y su enseñanza) a sus lectores. Y casi todos, más que plantearse lo que está bien o lo que está mal, presentan una moral práctica, y enseñan cómo actuar para tener éxito, obtener beneficios y evitar perjuicios, como signo de que poco a poco la mentalidad medieval va cambiando al preocuparse por lo material, que la moral cristiana oficial en principio despreciaba.
Don Juan Manuel "actualiza" la mayoría de los relatos, es decir, los ambienta en la Castilla del siglo XIV, para acercar así la historia (y su enseñanza) a sus lectores. Y casi todos, más que plantearse lo que está bien o lo que está mal, presentan una moral práctica, y enseñan cómo actuar para tener éxito, obtener beneficios y evitar perjuicios, como signo de que poco a poco la mentalidad medieval va cambiando al preocuparse por lo material, que la moral cristiana oficial en principio despreciaba.
Texto tomado de: Diente de León
LAS NOVELAS DE CABALLERÍAS
En el siglo XV aparece un nuevo género destinado a la lectura individual: La novela.
Los nobles, cansados ya de las narraciones épicas, buscan en las novelas de caballerías y de aventuras otro tipo de distracción.
Se trata de novelas de ficción, en las que un caballero se enfrenta a múltiples enemigos en nombre de una dama a la que idolatra.
En el siglo siguiente, estas novelas, junto con las sentimentales, bizantinas, pastoriles y moriscas, alcanzan su apogeo.
Los nobles, cansados ya de las narraciones épicas, buscan en las novelas de caballerías y de aventuras otro tipo de distracción.
Se trata de novelas de ficción, en las que un caballero se enfrenta a múltiples enemigos en nombre de una dama a la que idolatra.
En el siglo siguiente, estas novelas, junto con las sentimentales, bizantinas, pastoriles y moriscas, alcanzan su apogeo.
ACTIVIDADES
ACTIVIDADES (PÁG. 27)
7 Lee este cuento de El conde Lucanor y contesta las preguntas:
a) Separa el texto en partes y pon un título a cada una. ¿Responde a la estructura típica de los cuentos de El conde Lucanor?
b) Explica el problema del conde.
c) ¿Se muestra Patronio radical en su consejo? Razona tu respuesta.
d) ¿Estás de acuerdo con la moraleja? ¿Por qué?
e) Aquí tienes dos moralejas de otros tantos cuentos de El conde Lucanor.
Elige una e inventa un ejemplo, como si fueras Patronio:
Por críticas de gentes
mientras no hagáis mal,
buscad vuestro provecho y no os dejéis llevar.
Quien te encuentra bellezas que no tienes,
siempre busca quitarte
algunos bienes.
mientras no hagáis mal,
buscad vuestro provecho y no os dejéis llevar.
Quien te encuentra bellezas que no tienes,
siempre busca quitarte
algunos bienes.
7. LEE EL SIGUIENTE CUENTO DE EL CONDE LUCANOR Y CONTESTA A LAS PREGUNTAS:
a) En el texto podemos encontrar cuatro partes que sí responden a la estructura típica de los cuentos de don Juan Manuel:
1. El dilema del conde Lucanor: cómo actuar ante los que me hacen mal, aunque muchas veces se lamenten de ello: ¿Hay que mirar a otro lado cuando se nos perjudica?
2. La respuesta de Patronio en forma de un cuento: el cazador de perdices.
3. Conclusión de Patronio: hay que estar precavidos de los que nos hacen mal repetidamente.
4. Reacción aprobatoria de don Juan Manuel y moraleja.
b) El problema del conde es cómo actuar ante los que nos hacen daño, aunque se lamenten de ello.
c) Patronio no se muestra radical en su consejo: distingue entre aquellos que nos pueden causar un daño de manera circunstancial (y con ellos se ha de ser comprensivo) y aquellos que nos causan un daño repetidamente, de los cuales uno ha de alejarse por el propio bien.
d) La moraleja es adecuada, porque nadie desea para sí mismo un mal, aunque sea algo involuntario.
e) Respuesta libre. (que mantenga la estructura marco prototípica, planteamiento del dilema, respuesta de Patronio, conclusión y la moraleja).